Título: El Gran Gatsby
Director: Buz Luhrmann
Año: 2013
La visualización hecha cine es el adjetivo que más se le
asemeja a El Gran Gatsby. Como hiciese Baz Luhrmann en Moulin Rouge realiza una
película 100% decorada y adornada de una espectacular visualización con no
peores movimientos de cámara y filmación, y con una ambientación soberbia.
El Gran Gatsby es como ya se sabe una historia de amor
ambientada en los años veinte en una desenfrenada Nueva York que no cesa en sus
excesos, lujos y alcohol. Personalmente me ha parecido una película con altos
contrastes a la hora de valorarla, hay cosas que me han fascinado y sin embargo
hay otras que no me han gustado para nada.
Sinceramente creo que
el principal fallo que tiene la película es el guión. Sé que es una adaptación
de un libro, pero también sé que de una historia puedes hacer una obra de arte
que enganche al espectador, o algo plano y lineal que desinterese y te la haga
aburrida, en este caso ocurre la segunda opción. Creo que la historia de amor
comienza con buen pie, con gran misterio, pero a partir de su primer encuentro
en la cita a ciegas y esa lluvia de camisas esta historia dará un bajón
considerable ya que los siguientes encuentros como el de la fiesta o en la tensa velada de té a mi por lo menos
empieza a desinteresarme.
Este aspecto tan negativo para mí lo compensa con creces Baz
con una manera de filmar prodigiosa, creo que él realiza escenas que quizás con
otros directores, no hubiesen relumbrado de la misma manera, y es que por poner
un ejemplo creo que es muy buena la
manera que nos presenta a Gatsby en la cabeza de Carey Mulligan con ese giro de
cámara y el “Gatsby, ¿Qué Gatsby?” y mucho mejor la manera que nos presenta a
todos a ese enigmático personaje en su primera aparición física en escena. Cierto
es que esa precisión en la manera de filmar a la hora y media desaparece dando
todo el protagonismo a la trama en sí. La verdad que es complicado realizar ese
trabajo durante los 144 minutos que dura la película y es por ello que aunque
no venga a cuento, mi admiración con la cinta de Stoker sube más aún.
Las fiestas que se producen en esa mansión, o en alguna
orgía en mitad de la ciudad de Nueva York, son representadas con gran ritmo e
inteligencia ya que carga la escena con una mágica y cuidada música, de la cual
hablare después, acompañando a esos
bailes tan típicos y con esos trajes y vestidos tan característicos de la época
consiguiendo así que esas faldas se desmelenen como también se desmelenaba la
sociedad con el alcohol y con los festejos.
En cuanto al reparto creo que DiCaprio una vez más vuelve a
demostrar que si tiene nombre es por algo, ya que él solo se pone la cinta a
las espaldas y tira de ella. Tobey Maguire está también muy bien quitándose esa
máscara de Spiderman y nos presenta al personaje de la cordura a un ciudadano
trabajador que acaba cansado de tanta excentricidad. Sin embargo, aunque me
duela, creo que Carey Mulligan sin estar mal, no alcanza al nivel que ella sabe
dar; creo que es una perfecta actriz pero también creo que su mejor entorno lo
encuentra en desgarradores dramas como Shame (su mejor actuación hasta la
fecha) o en tramas más realistas, más sociales como Drive. Bien es verdad que
me he quedado con la duda de si su doblaje era el de siempre, y si era así, era
muy desafortunado. Para completar el reparto, Joel Edgerton no me gusta para
nada, en vez de hacer el papel de un capullo, parece un pintamonas que se sale
con la suya; y por último una guapísima Elizabeth Debicki, la cual no acabo de
encontrarle sentido a su protagonismo, pero lo poquito que sale para mí está a
la altura.
Que mejor película que esta para hablar de su “banda sonora”.
Lo pongo entrecomillado ya que no es una banda sonora en concreto, sino un
conjunto de canciones en su mayoría de la época actual, pero todas ellas muy
bien remodeladas con tintes de la época. Entre los artistas que las cantan está
Lana del Rey, el rapero André 3000 o la mismísima Beyonce, que aparte de
interpretar temas suyos, nos deja impresionados con el Back to Back de la
difunta Amy Winehause. La mayoría de las canciones acompañan las fiestas de la
época pero realmente la música que ellos bailan en escena no corresponde con la
canción que suena, o esa interpretación le doy yo, ya que creo que Craig Armstrong
nos quiere decir que en momentos de fiesta y evasión de los años 20 se pueden
comparar perfectamente en la época que vivimos y en todas esas fiestas que
alguna vez hemos tenido, haciendo encajar música de ahora en diversiones de
ayer.
La importancia de la música en esta película es notablemente
importante, tanto que la cinta no se estrenó en
Diciembre ya que quisieron gastar más tiempo en ella, trabajó que atrasó
todo cuatro meses más tarde.
No salgo para nada descontento por la cinta, ya que cuando
pagas por algo y aunque ese algo no me haya convencido al 100% ofrece cosas,
siempre es una buena inversión, y la estética es mucho. El metraje quizás un
poco excesivo, aunque para nada se hace largo, pero sí que influye para que el
guión pierda fuerza. La película es una montaña rusa ya que comienza con fuerza
y la mantiene durante una hora, después se viene un poco hacia abajo para
despegar de nuevo al final y concluirla
con una bonita narración de Tobey.
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Si de algo está repleto el cine a día de hoy es de películas
que no tienen nada que ofrecer y decir, de zombis que vagan y se enamoran en la
sociedad actual, de vampiros melancólicos que remueven a cualquier ser viviente
y de montones y montones de minutos tirados con películas de un esfuerzo nulo,
es por esto por lo que cuando aparecen cosas como El Gran Gatsby merece la pena
ir a verla te acabe gustando o no, como poco te quedarás con la sensación de rabia
por no haberla podido apreciar como algo más, pero el decir, buena película lo
podrás decir siempre.
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